Especial no-Halloween

18:46


ESPECIAL HALLOWEEN


Hace ya varios meses que me mudé a la ciudad y comencé a trabajar en un humilde diner. La verdad, jamás creí que la vida aquí sería tan caótica, acelerada, concentrada en sus propios asuntos, gris, ruidosa y ocupada.
Parece que nunca me acostumbraré a ella. Ni a vivir en un departamento al que solo puede llegar a mi piso subiendo a un ascensor que suena horrible y luce como si en cualquier momento se quedará estancado. ¿Escaleras? Ellas no existen en el edificio. Es decir, sí, las hay, pero solo se pueden usar en casos de emergencia porque… ¡pues ni idea!
Dara Black, la chica que amablemente me deja convivir con ella pagándole una modesta suma de dinero, tampoco sabe por qué un edificio en el centro de la ciudad tiene tan mal estado y tan poca seguridad. Pero como Dara parece ser despreocupada por naturaleza poca importancia les da. A ella le preocupa más que no use aparatos electrónicos mientras… ¿cómo le dicen? ¿Strim? ¿Stream…? Bueno, mientras hace videos desde su super computadora en vivo y en directo.
Los avances de la tecnología… Yo sabía de internet, los directos desde la televisión en canales de noticias, ¡pero nunca nadie de los turistas me dijo que se puede ganar dinero grabándote y jugando! ¡Ni mucho menos que puedes llegar a más de dos mil personas viéndote!
Dara dice que yo podría grabarme cantando, que desde que entré de casualidad en uno de sus directos muchos seguidores han pedido que grabe conmigo. Yo no sé si debería, porque mi aparición estelar en el directo de Dara fue escandalosa. (Llegar cantando rancheras entusiasmó a muchos, pero no sé si ese sea el estilo musical con el que quiera salir en video.)
Lo bueno de vivir aquí, con Dara, es que ella me ayuda en todo lo que necesite: limpiar los desastres de Ambrosio, inventar melodías para cantarlas anunciando el menú del día, ayudándome con ropa, etc. Por eso no es de sorprenderse que me esté ayudando ahora.
El amigo de un amigo de su amigo —algo así entendí— nos invitó a una fiesta de Halloween. Tenemos que ir todos disfrazados, así que yo decidí aprovechar el polvoriento vestido de novia que tengo guardado desde que me escapé de Lebestrange para vestirme de Emily, la de El cadáver de la Novia.
—¿Ya está?
—Aguanta un segundo más.
—Esto de usar tanto maquillaje no me va.
—Te ves bien. Espera que termine y verás. Aguanta un pelín más…
Dara está en su punto más alto de concentración. También está demasiado cerca, apenas puedo verla bien. Sin embargo, las muecas que hace mientras me pinta los labios las veo perfectamente. Es como si estuviera mirándose al espejo y necesitara hacer mis gestos para poder pintarme mejor.
Es un poco incómodo para ser sincera, el dibujo de los botones sobre sus ojos es extraño.
—Es que siento como si… como si tuviera una máscara encima.
—No llevas una máscara —emite en el mismo tono aburrido que usa Allek—, llevas pintura azul.
En cuanto la mueca de Dara se transforma en una amplia sonrisa sé que mi disfraz está terminado.
—Listo: ya eres Emily, tu perro es Sparky y yo soy Caroline Jones.
Lleva sus manos a la cintura para ver con satisfacción su trabajo y gira hacia el enorme espejo que está arrinconado en su pieza, entre muuuuucha ropa, envases de comida, dibujos, afiches que gusta coleccionar y maquillaje.
Allek se desmayaría al ver tan grande desastre.
—Tomémonos una foto para Instagram —apremia la chica de cabello rosa bajo su peluca oscura. Saca su celular y se acerca para una fotografía.
—Tu tienes un serio problema con el director ese… ¿Cómo se llamaba?
—Tim Burton.
—El mismo.
—Ya lo sé.
—Y lo peor es que me estás contagiando a mí.
—Así es el arte, querida Lev.
Ya arregladas para salir, Dara enciende su auto y espera a que Ambrosio satisfaga sus necesidades para que no pase lo de hace ya una semana. No debí darle tanta comida.
Me siento aferrándome a un disfrazado Ambrosio. Él luce ansioso, se asoma por la ventana y les ladra a las luces del exterior o a los chicos que van por las calles disfrazados.
—Es la primera vez que voy a una fiesta —comento, sintiendo un escandaloso revoloteo en mi estómago.
—No son la gran cosa. Espero que estés acostumbrada a ver horrores en vivo, y no me refiero al pesado de tu novio.
Me echo a reír.
—Él y yo no estamos saliendo. Al menos no oficialmente.
—¿Es por su vieja?
Pienso en su pregunta y se me viene a la cabeza la expresión seria y arrugada de la madre de Allek. Me odia, no es una novedad. Cuando se enteró de todo lo que su único hijo había pasado, a causa de permitirme viajar con él, se molestó provocando que sus gritos se escucharan por todo el piso. Que no podía andar conociendo a desconocidos, que ella tenía pensado para él una mejor pretendiente, que solo soy una niña, que Ambrosio huele mal… Ah, esa señora es una yerba mala. Pero, más allá de su mal temperamento, mi relación entre Allek y yo no llega a un estatus de noviazgo porque… no sé, creo que ninguno de los dos quiere ponerse la etiqueta aún.
—La señora Morris no tiene nada que ver en nuestra relación —afirmo durante un rápido remezón de cabeza para apartar los caóticos momentos con la señora.
—¿Nada? Te tuviste que ir del departamento de Allek porque ella está ahí, ocupando la cama donde tú dormías. ¿Y por qué dormían en camas separadas?
—Ya te lo dije, porque no estamos saliendo y… digamos que, mientras duermo, mi espíritu asesino despierta.
—Ahora entiendo por qué Morris llegaba adolorido al trabajo. Yo creí que les gustaba experimentar, ¡ja!
Me callo.
¿Experimentar? ¿Experimentar qué? Mejor no pregunto, es posible que Dara salga con algunos de sus extraños comentarios, de los cuales seguiría sin entender.

***

De entrada a la fiesta me parece que estoy dentro de una película de adolescentes, solo que con mejor… ¿resolución? Sí, eso. Y más inversivo. La música bombea en su bajo por las paredes y las ventadas de la casa, en cualquier momento creo que explotarán. Las luces sufren algunos cambios dependiendo de la habitación. Hay muchas personas en la sala, charlando, moviéndose con ritmo, gritando, jugando, bebiendo. Todos están disfrazados.
Como no conozco a nadie pretendo buscar a Allek entre la multitud, pero no puedo hacerme una idea de verlo disfrazado. Tampoco de su supuesto disfraz. Tampoco si vendrá. Eso… debí haberme animado y preguntarle si vendría.
—Iré a saludar —informa Dara, acomodándose su chaqueta amarilla—. Ten cuidado con las sanguijuelas, y no recibas ningún trago que te ofrezcan.
Vaya advertencia, ahora sí me dio miedo.
Observo a Dara alejarse entre los demás y poco a poco quedarme sola, en solitario lugar de la sala, con Ambrosio en mis brazos.
Extiendo mis brazos al cielo y observo a Ambrosio en las alturas mientras una melódica canción electrónica suena.
—Creo que tú serás mi pareja de baile.
Ambrosio solo me remueve. Quiere que lo suelte.
—Si te dejo en el suelo más vale que te comportes. Quédate aquí, quieto.
Acata mi advertencia moviendo su cabeza a un lado.
Creo que no ha entendido nada.
De pronto, dos manos cubren mis ojos. Siento cierto calor extraño tras mi espalda. El corazón me comienza a latir con fuerza y la sonrisa automáticamente ocupa mis labios.
—¿Allek?
Una risa profunda se escucha por encima de la música. No es la risa de Allek, la suya podría reconocerla sin problemas. Me remuevo para que ambas manos me permitan ver y volteo.
Es Marcus, el amigo de Allek, vestido de vampiro.
—¿Te asusté? Perdóname.
Me encojo de hombros sin saber con determinación si lo de antes fue aterrador. Finalmente, suspiro y me acomodo junto a Marcus. Él tiene un no-sé-qué inexplicable que me hace sentir más extraña que todos los conjuntos raros que hay en esta fiesta.
—¿Cómo estás? —le pregunto con cortesía.
—No tan bueno como tú…
—¿Qué?
—Digo, mi disfraz… Mi disfraz no está tan bueno como el tuyo. Y estoy bien. —Vuelve a reír—. ¿Y tú estás bien?
—Sí, aunque me siento algo extraña. ¿También te invitaron?
Me pongo a contemplar.
—Sí, soy amigo del dueño de la casa. Pero ¿tú qué haces aquí?
Marcus habla como si no creyera que estuviera físicamente en la fiesta. La verdad, siendo sincera, yo tampoco me lo creo.
—Vine con Dara que… no tengo idea a dónde se fue.
—Debe estar en el patio o en la cocina robándose los vodkas.
—Te escuché, Drac. —Dara aparece de nada junto a nosotros. Que ahora lleve el pelo oscuro la hace una más del montón. Extraño su brillante cabello color chicle—. ¿Qué haces acosando a Levi?
—Solo pasaba a saludarla, metiche. ¿Y qué demonios eres?
—Soy Caroline, tontuelo.
—Caroline después de varios tragos encima serás.
Lo había olvidado: Dara y Marcus poco se soportan. Ella le da un puñetazo en el brazo a Marcus y él se queja haciendo un puchero.
—Perdón, Lev, por dejarte sola y permitir que este idiota te acose.
—No la estoy acosando… —Marcus exhala un suspiro mientras sigue frotándose el lugar donde Dara lo golpeó—. ¿Quieres algo para beber, Lev?
Asiento, animada. Gracias al cielo ya no discutirán estos dos.
—Soda, por favor.
—¿Soda con sorpresa? —Me menea las cejas.
—Soda sola, gracias.
Así como Dara lo hizo antes, Marcus es quien desaparece entre los muebles y las personas hacia lo que creo que es la cocina. Entre Dara y yo hay un silencio en seguidilla al sujeto vestido de vampiro que hace un momento nos dejó. Ella está seria, con los ojos entrecerrados.
—Iré a comprobar algo —le logro a escuchar, entonces se marcha en la misma dirección que Marcus.
Estoy sola de nuevo, rodeada de desconocidos y… ¿Y Ambrosio?
Ay no…
—¡Ambrosio!
Emprendo su búsqueda por todo rincón de la casa, pero con todo lo que me topo son cosas desagradables para la vista y escenas dignas de alguna película erótica las cuales yo no tengo interés en ver. La mueca asqueada es lo que seguramente más resalta de mi rostro.
Ambrosio no está ni por la primera planta ni la segunda, solo me toca ver si está en el patio o comenzar a preguntar si alguien lo ha visto.
He escuchado que para el 31 de octubre algunas personas adeptas a el ocultismo ocupan animales para sus rituales. No quiero que mi pobre Ambrosio termine como su disfraz: como un esqueleto.
—Eh, ¡cuidado! —exclama una chica cuando paso junto a ella chocando con su brazo. Me disculpo con un movimiento de cabeza y vuelvo a fijarme en el exterior.
Hace frío aquí, tanto como para tener que abrazarme. Siento mi pecho comprimirse del temor a perder, nuevamente, a Ambrosio. Es un perro revoltoso que…
—¿Y ese perro?
Un grupo de chicos se empieza a reír junto a mí; todos están mirando hacia un punto en particular. Allí, rodeada de un camino de cemento con forma de piedra, está la piscina, y en ella está Ambrosio.
Llevo mi mano al pecho y suspiro con tranquilidad.
—Oye —le digo al acercarme—, no sabía que supieras nadar.
Me agacho junto a la piscina y lo llamo.
Ambrosio, muy feliz del pequeño espectáculo que está dando, no me presta atención. Él simplemente quiere ser un perro feliz y mojado.
Lo dejaré ser feliz en tanto voy a tomar prestada una toalla. Dudo mucho que al dueño de la casa le moleste que seque a mi perro con una de las toallas siendo que en la sala del segundo piso hay vomito, ¿verdad?
Vuelvo al interior de la casa siendo abrazada por un agradable calor, es entonces que, por el rabillo del ojo, percibo la presencia de alguien más. Es un fantasma situado junto a mí, mirándome con unos enormes ojos ovalados.
—E-eh… —Doy un paso al lado— ¿Hola?
No obtengo respuesta. Sonrío y sigo caminando, pero como si fuera un espíritu dispuesto a acosarme, sigue mis pasos.
—Es un lindo disfraz. —Tal parece que no quiere que lo halague—. Los fantasmas me aterran, así que mejor… me voy. Con permiso.
Sigo caminando en busca de las escaleras. Escaleras, escaleras, fantasma… Esos horribles ojos negros siguen conmigo, siguiendo mis pasos, mirando todo lo que hago. Busco a Dara o Marcus, pero ninguno de los dos parece estar donde yo. ¿Y dónde estoy? Pues ni idea, la casa está más alborotada que hace unos segundos.
O quizás soy yo.
Camino por espacios reducidos para evitarle el paso al fantasma, paso por la cocina al comedor. Espero paciente en un rincón y vuelvo a la cocina pasando por un grupo de chicos que hablan. Me disculpo por la intromisión y aguardo junto a la nevera.
El fantasma llega junto a mí.
—¿¡Qué quieres!? —le pregunto, pero no doy tiempo de responder. Me agarro la falda del vestido y me largo a la sala, no obstante, en cuestión de un segundo, como si realmente se deslizara, el fantasma aparece detrás. Doy un grito ahogado que comprime todo mi pecho porque desde donde estoy no veo ninguna salida.
Es hora de razonar.
—Ya sé que no eres un fantasma real —afirmo con poca convicción en mis palabras, pues éstas salen atropelladas y muertas de pavor—. Y-yo sé que bajo esa sábana hay… hay… alguien.
El fantasma avanza y yo retrocedo.
—No me está gustando esto. Mira, si tienes algún problema o quieres algo puedes pedírselo a mi amiga, ella debe estar por… po-por algún sitio de la casa. Es ruda, muuuuy ruda. Si me haces algo no…
De pronto, cuando noto que estoy a centímetros de chocar con la pared y el fantasma extiende sus brazos como para atraparme, cierro los ojos y siento una corta brisa que se estrella en mi rostro. Me quedo estática, tensa y muriendo por dentro con solo pensar en mi horrible destino.
Bu.
¿Bu? Ese no es el «bu» predilecto de los fantasmas.
Lentamente, armándome de valor, abro los ojos descubriendo que estoy cubierta por la sábana, oculta del exterior. Frente a mí, a una corta distancia se encuentra Allek.
—Hola, tú.
¿Hola? ¿¡Hola!?
—Eres un maquiavélico, ¿por qué me asustas así? Sabes que me dan miedo los fantasmas.
Mi reproche le saca una minúscula sonrisa en su inexpresividad.
—Encontré el disfraz en tirado en el patio y pensé que sería buena idea ver tu cara de espanto un momento, pero mi disfraz es otro.
—¿Y estás vestido de…?
—Soy Victor.
—¿De El cadáver de la novia?
Lo contemplo de pies a cabeza sin hallar el parentesco. Está vestido con una camisa, una corbata oscura y un lindo traje con toque antiguo. Allek no suele vestirse así, es un hito el verlo tan formal. Pese a que tengo ganas de sonreírle y abrazarlo, contengo las ganas y formo una mueca.
—¿No me parezco? —pregunta con un dejo de decepción.
Solo en lo paliducho. ¿Así sales a pedir dulces?
—En mis tiempos de juventud prefería quedarme en casa y no salir a pedir golosinas.
—Típico de Allek.
Lleva una mano a la barbilla y contempla un punto inexistente de la sábana. Es cuando me percato que todo este momento hemos estado hablando aquí dentro y debemos vernos muy extraños desde el exterior.
Me gusta.
Me gusta estar aquí con Allek, como si tuviéramos un pequeño momento de intimidad solo para nosotros dos.
—Hubo un tiempo que salí con amigos a pedir dulces —continúa—, pero la pereza de buscarme un disfraz me ganó.
—Ah, pero si se trata de fiestas sí vienes con disfraz.
—Asisto a ellas si va alguien que me interese. Tú, por ejemplo.
Mi sonrisa es involuntaria.
—¿Extrañas mis patadas en la espalda?
—Y el sabor de tu arroz quemado, tener que pasar una hora limpiando la olla y soportar el dolor de estómago que viene luego.
—Qué… desconsiderado.
Mi mirada hostil va cediendo lentamente a la envolvente mirada de Allek. Aprovecho que él está sosteniendo la sábana con sus brazos extendidos —como en una carpa— para apegarme a él y abrazarlo. Cierro los ojos y siento el sutil aroma a lavanda al que toda su ropa siempre huele, porque Allek es un estricto que siempre usa el mismo detergente. Él baja sus brazos para responder al abrazo y así nos quedamos un buen tiempo hasta que la sábana poco a poco, entre gruñidos, va cayendo dejándonos descubiertos.
Ambrosio es el causante, y ahora se revuelca en la sábana tirada en el suelo. La moja por completo.
Vuelvo a contemplar a Allek mejor, con la luz de la sala y todo. La verdad, sí se parece a Victor.
—Es una lástima que Victor no se quede con Emily —suelto en medio de mi divague—. Bueno, a él le gustaba Victoria.
—Estoy seguro de que este Victor se quedará junto a Emily —dice Allek, tras acomodarme el velo de novia sobre la cabeza. Se inclina hacia mí y me besa.
Suave, lento y tierno; un beso como Allek.

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17 comentarios

  1. AWWWWWWWWSSSSS ME ENCANTOOOOOOOO ����

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  2. 💟💟💟💟lo mas hermoso que leere hoy😍

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  3. Lo amé y lo sigo Amando, está pareja me encanta!

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  4. Lo amo, demasiado....me encanta!!!❤️❤️❤️❤️❤️😍😍😍

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  5. Amo esta pareja!!!!! 😍😍😘😍😘 me encanta que estén tan locos y enamorados , los amo casi tanto como a ni la y astrid

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  6. AHHHH AFSFSFAFAFAG LO AMEEEE💕💕💕💕👻

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  7. Que hermoso, lo mejor. Nos has hecho muy felices a todos, esto fue tan emotivo

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  8. Que Hermoso Amo a esta Pareja con todo mi ser.. Allek es tan Tierno :)

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